Marcelo Fernández Roberts lleva 30 años ligados a la pesca en alta mar. Comenzó su carrera como primer oficial y desde el año 2000 lo hace al mando como capitán de distintas embarcaciones pesqueras. Marcelo nació en Valdivia y su pasión por el mar lo llevó a titularse de patrón de pesca lo que le ha permitido recorrer los mares del mundo y zarpar desde puertos argentinos, uruguayos y neozelandeses.
En la actualidad, es el capitán del Polaris II de PacificBlu, una de las tres embarcaciones de esta compañía de alimentos del mar ubicada en la ciudad de Talcahuano, y sus años de experiencia lo han transformado en una voz autorizada para hablar de la pesca de arrastre y su evolución en nuestro país.
En esa línea, asegura que cuando empezó, hace 30 años, “era todo bastante rudimentario, a base especialmente de la experiencia de los capitanes y muy poca tecnología. Hoy es un mundo totalmente distinto en todo sentido: tecnología de punta, barcos actualizados, redes modernas y selectivas, personal altamente entrenado, cambios en la legislación y principalmente un cambio generacional que incluye la conservación de los recursos y las buenas prácticas pesqueras como premisa”.
Es largo de describir, pero básicamente hay que salir a alta mar a buscar dentro de la inmensidad del océano los recursos y que cumplan con altas exigencias de calidad que hoy se requieren. Una vez ubicado el banco de peces, se decide con qué arte de pesca es más conveniente operar. Posteriormente se realiza la captura del pescado, labor ardua y muchas veces peligrosa hasta cumplir con la cuota asignada por viaje. Cabe señalar que si la calidad no es la requerida, se sigue buscando alejándonos cada vez más del puerto base y alargando la marea.
Hay muchos instrumentos, divididos en instrumental de navegación y de pesca. Dentro de los últimos el más importante es el ecosonda. Con éste se ven los pescados que están directamente debajo del barco. En segundo lugar está el sonar de red, que permite ver lo que pasa dentro de ésta en tiempo real. En tercer lugar está el sonar de casco, que permite ver alrededor del buque y no sólo debajo de éste. Después hay varios más, como ecosondas auxiliares, sensores de captura, de geometría de la red, etc.
Ha cambiado mucho con el pasar de los años, pero quedémonos con que la pesca de hoy es inimaginablemente más avanzada y amigable con el océano y los recursos que hace algunos años.
Yo creo que éstas críticas tienen como únicos fundamentos la ignorancia, los intereses creados en ésta pesca y para mí el nombre (pesca de arrastre). Éste nos condena. Cualquier persona que no sabe nada de pesca, escucha “pesca de arrastre” y se imagina lo peor.
Indudablemente. Lo que la gente no sabe es lo altamente selectivos que somos hoy en día. Las cifras oficiales así lo demuestran. Todos los viajes de pesca se realizan con observadores científicos que recolectan información y muestrean constantemente el operar de nuestros barcos. Ésta información tomada en forma independiente debiera ser nuestra fortaleza y fuente de orgullo ya que hemos evolucionado a una pesca que bordea el 98% de pesca objetivo. Esto no se hace en ninguna parte del mundo, incluyendo a los países líderes en conservación. Toma en cuenta que los países de la Comunidad Europea reconoce abiertamente un descarte de un 40%. En nuestro caso, como lo dije antes, pescamos cerca de un 98% de lo que es nuestro objetivo y el resto no significa en absoluto que se descarte, sino que se aprovecha también.
En Chile claro que lo es, claro si se controla de una vez por todas la pesca ilegal, que es el mayor de los problemas. En nuestro país se pesca de hecho según lo que yo creo más pescado ilegal que legal y parece que a nadie más que a nosotros le importa. Es obvio que nuestras autoridades controlan como en todo ámbito a quienes pueden controlar, el resto es tierra de nadie. Hoy hay mafias armadas que trafican con pescado ilegal.
Obviamente que sí. Con la evolución que hemos tenido, las cifras no pueden ser mejores. Debieran de hecho como lo dije antes ser motivo de orgullo para nosotros y para todo el país. El problema es que claramente no siempre se toman en cuenta los criterios técnicos y ni siquiera la información que el mismo gobierno paga para obtener a bordo de nuestros barcos.
Que se informen, que no se dejen llevar por opiniones interesadas y mal intencionadas de parte de sectores que están claramente tratando de sacarnos de nuestra actividad. Que nuestra actividad es limpia y sustentable y que de ella dependen muchísimas familias. Que tenemos una política de puertas abiertas para quien se quiera embarcar a observar lo que hacemos, ya que no tenemos nada que esconder y por otro lado mucho que mostrar. Que operamos sobre una superficie menor al 3% de nuestras aguas y que en Chile, salvó en lugares muy especiales, no existen corales, peces exóticos y esponjas como en el caribe, que es lo que algunas ONG tratan de hacerles creer.
